El tiempo es una de las grandes incógnitas de la vida, es limitado, y no sabemos cuando se va a acabar, su final está ahí, acechando, ese señor con la guadaña, y no suele avisar. A su vez esa incertidumbre hace que este paso tenga esa gracia del saber vivir y disfrutar, si conociéramos la fecha del final nos pasaríamos media vida pensando en ello, y sería horrible.
Pero ¿cuanto queremos vivir? Mi respuesta a esa pregunta es muy fácil, lo máximo posible, y mi reto es sobrepasar la centena sin grandes problemas. Me gusta vivir, disfrutar, aunque hay momentos malos, hace que se saboreen mejor los buenos.
Realmente no es que quiera vivir hasta después de los 100, es que estoy convencido de ello y trabajo para convertirlo en una realidad. He llegado a un número de velas sopladas, 45, en las que mucha gente empieza a pensar en lo poco que le queda, y siempre digo «Todavía no he llegado ni a la mitad de mi vida» «Me queda mucho por delante«. Y las pronuncio con sentido, no como palabras huecas que se lleva el viento.
Me encuentro bien, mucho mejor que en los últimos 15 años, pero mi trabajo (y el de mi santa) me ha costado. No todo es gratis, hay que realizar algunos «sacrificios» para poder perdurar y poder extraer todo ese potencial que tenemos guardado todos.
Este artículo, que te recomiendo que leas, de la revista Papel, suplemento diario de El Mundo, me puso un poco más en la pista, y sobretodo la frase «Si hoy tienes 40 años, tienes un 50% de posibilidades de llegar a los 95 años» ¡ Pues vamos a por más de ese 50% !
Pero por encima de todo, disfruta, ríe, se feliz y deja de perder el tiempo, en cosas, acciones que no te proporcionan nada, que no te llenan. Aléjate de lo tóxico. Hazte un poco más egoísta, ya que al final todo se acaba, y en ese momento ya será tarde para arrepentirse.
No percibas esto como otra arenga de buenrollismo, yo tomé esa decisión hace ya 5 años, y cambié por completo mi vida para poder disfrutar más del tiempo, y sobretodo, para poder decidir que hacer con él, entre otras cosas, alargarlo.