Los padres y el baloncesto

 Los padres son fundamentales para que los niños practiquen cualquier tipo de deporte, baloncesto incluido, son los que llevan y recogen a los chavales de partidos y entrenos, pero se están empezando a asomar comportamientos poco civilizados, poco éticos y que alejan al baloncesto de lo que intenta ser, un instrumento más de educación de la juventud.

 Frank Martin es un entrenador profesional de la universidad de South Carolina, hijo de inmigrantes cubanos, nacido y criado en Miami, con una infancia complicada, y uno de los grandes amantes que tiene este deporte. Ha dedicado parte de una rueda de prensa a advertir como se debe comportar las personas que estamos alrededor del baloncesto de formación, el video se ha hecho viral, y espero que lo veas y escuches con atención.

                               

Gracias a Marc Castillo por los subtítulos

 Puede parecer exagerado, pero conviene que todos los que estamos implicados en el deporte seamos conscientes que cada vez más, ocurren cosas deleznables en los partidos de niños, y que en absoluto ayudan a su formación.

 Soy árbitro y entrenador de baloncesto, actualmente ejerciendo sólo de árbitro, empecé con 14 años, luego por diversos motivos lo abandoné, y hace ahora 5 que retomé la actividad. Me gusta, mucho, entre otras cosas porque adoro el baloncesto.

 Últimamente he tenido que lidiar con algunas situaciones que me llevan pensar que la gente tiene un grave problema de respeto y educación. Padres animando para que un jugador, del equipo rival,  falle un tiro libre, jugadores pidiendo por favor a sus padres que se callen y dejen de protestar, familiares que se pasan todo el partido protestando cualquier decisión sin tener la menor idea del reglamento. Todo eso sin dar un solo grito de ánimo a los chavales, es simplemente lamentable.

 Pero no todo es así, afortunadamente, hay padres modélicos, como padres de jugadores de baloncesto, que se pasan todo el partido animando sin parar, pero los «otros» están empezando a ganar terreno.

 La gran pregunta es ¿qué debemos hacer con los bárbaros? yo personalmente creo que desterrarlos del baloncesto (o cualquier otro deporte), simplemente sobran en este espectáculo. El cómo hacerlo es quizá el quid de la cuestión, pero como medida inicial deberíamos afearles su conducta, pedirles que se callen, o que se vayan.

 Me comentaba el otro día un padre, además entrenador en su día, que había acudido a ver un partido de ACB, con la mala suerte que se le sentaron unos energúmenos detrás que se pasaron toda la primera parte del partido insultando a los árbitros y al equipo contrario. Hubo un momento que no pudo más y se enfrentó a ellos pidiéndoles que pararan, resultado satisfactorio, en la segunda parte ya no estaba ahí, un alivio.

 Quizá esa sea la manera, otra, la puse en practica en un partido de niños de 12 años, un tanto cansado de escuchar protestas, en la mitad del partido me fui a hablar con los padres en cuestión para pedirles, que gritaran todo lo que quisieran, pero para animar a los chicos, protestando no ayudaban a nadie, y además llevaban poca o ninguna razón. La cosa no fue mal del todo, un aplauso por mis palabras, sólo una pequeña protesta en la segunda mitad. Fui a darles las gracias al finalizar, y algunos me comentaban que su comportamiento «daba salsilla» «ambiente», mi contestación, esta vez fue más contundente, animar si, protestar no.

 Tenemos que reflexionar afondo, no podemos permitirnos como sociedad que algunas personas utilicen el deporte de formación para dar rienda suelta a sus frustraciones personales.

 Si tenéis interés en el video completo de Frank Martin lo podéis encontrar aquí en inglés.

Un comentario

  1. Qué tristemente cierto es esto. Antes (siendo adolescente todavía), en el mundo de la pelota vasca, un simple mal gesto, no ya como protesta sino como expresión de frustración, era amonestado por los propios entrenadores y reprochado por el publico en partidos oficiales. Eso pasó a mejor vida. Pero era una buena escuela para aprender a ser competitivo sin ser maleducado. Era la base del: “RESPETO”. Lo que más echo en falta en casi cualquier disciplina deportiva.

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