La semana pasada volvió a llover, poco, pero algo ha dejado, los campos ya tornados en sus colores otoñales han agradecido este agua, mutando a verde gran parte de ellos, los pantanos secos, muy secos, ganaron unos milímetros de nivel, que, con los calores impropios de estos días, ya se habrán evaporado.
¿A qué viene toda esta poesía? Pues que los españoles, como siempre, nos acordamos del agua cuando no la tenemos y llevamos así décadas, sin hacer nada más que reclamar cada cuál el agua como si fuera suya, sin planes de ahorro, sin tener en cuenta que lo más preciado de este mundo es el agua, y no la estupidez.
Nada conseguiremos nunca sin ser conscientes que el agua es de todos, por supuesto, pero sobretodo tiene que ser de los que cuidamos de ella, riegos por goteo, duchas cortas, reparación de tuberías, reutilización de aguas grises, cultivos apropiados y mil cosas más que se podrían añadir.
Desde pequeño he tenido consciencia de lo que supone el agua, en Mallorca no llueve mucho, y de vez en cuando, caprichos de la meteorología todavía menos. Hay dos embalses, que pocas veces he logrado ver llenos, y la mayor parte del agua es subterránea, y a día de hoy, por culpa de sobreexplotar los acuíferos, de peor calidad. He visto barcos trayendo agua de la península, una desaladora, pero nunca educación sobre el agua, y cuando digo nunca, no me valen pequeñas campañas o cartelitos en hoteles para que los turistas ahorren, un poco de seriedad, es nunca.
Luego en cambio, he visto presas soltando agua, en lugares de España, donde, «sobra» el agua, provincias que pierden entre un 30 y un 50% de su agua en las canalizaciones, a ellos también les «sobra» el agua, cisternas vertiendo agua continuamente en invierno para evitar problemas con bajas temperaturas, todo esto que me hierva la sangre y no entienda nada.
Algún día alguien tendrá que hacer un plan hidrológico serio, pasando olímpicamente de lo que digan los caciques locales y pensando en el bien común (que bonita palabra), hay sitios dónde llueve y hay que recoger el agua, y otros donde el agua es escasa, hay que ahorrar, pero es dónde más da el sol y más turistas nos visitan. En el equilibrio está parte de la solución , la otra en educar en el agua, muchos dicen que quién consiga tener agua, dominará el mundo, no podemos dejar pasar la oportunidad.
Todo esto es muy cierto, pero en el “pais del parche” dudo que nadie sea capaz de hacer algo realmente certero. ¿Y por qué digo esto? Porque además de idear un plan formidable (por costes, eficacia, etc), este debe ir acompañado de una formación integral de los usos del agua. Pongo un ejemplo: trabajando en Albacete (provincia extremadamente seca) me llevé una sorpresa mayúscula cuando vi enormes extensiones de terreno cultivadas con maíz (uno de los cultivos con mayor exigencia hídrica). Es cierto que debiera hacerse una infraestructura de transporte de agua para que las condiciones hídricas de la zona mejoren, pero también ha de concienciarse esa sociedad que si tradicionalmente se ha cultivado cereal de secano, no hay por qué irse a las antípodas agrarias… Entiendo la necesidad de sacar rendimiento al campo, pero quizá fuera mejor ir a cultivos menos fuera de lugar. Es lo mismo que si se quisiera tener robles o hayas en la vertiente mediterránea, a nadie se le ocurre. Lo de las duchas cortas está bien, pero es el chocolate del loro. Uno puede esforzarse en contribuir al ahorro, pero si no lo hace así todo el mundo y en todas las áreas, no hay nada que hacer.